- junio 24, 2019
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Muchos morropanos recordamos
con cariño al Padre Eduardo Chapman Lavalle, como fundador del Colegio Santa
Rita, y también como una buena persona que entregó su vida al servicio de los más
necesitados, pero también es recordado con nostalgia por los hombres de esta
tierra de sol, de labriegos y de espigas. El Padre Eduardo llegó a Morropón en
octubre de 1964, cuando tenía 47 años de edad, cinco años antes de la Reforma
Agraria, para entonces ya conocía y era amigo de muchos agricultores y por
tanto conocía sus necesidades tanto como entendía la pobreza en la que muchas
familias vivían, por eso no dudó nunca en luchar junto a ellos por la
expropiación de las Haciendas Morropón y Franco. Comparto con ustedes esta publicación, que da
cuenta del valor y coraje que demostró el Padre Eduardo para convertirse en
benefactor y defensor de nuestro Morropón, antes recordemos un poco la
historia:
A
partir del año 1969, durante la dictadura de Juan Velasco Alvarado, el gobierno
peruano implementó una serie de medidas con el objetivo de transformar el
panorama social del país, a través de un cambio en el sistema de distribución
de la riqueza, particularmente del régimen económico y el de propiedad de la
tierra. Una de tales medidas fue la promulgación del Decreto Ley No. 17716 (Ley
de Reforma Agraria) con fecha 24 de
junio de 1969, el cual tenía el objetivo de transformar la estructura de
titularidad de tierras del país y sustituir los regímenes de latifundio y
minifundio por un sistema de redistribución equitativa de la propiedad rural. La
reforma agraria se llevó a cabo a través de expropiaciones de predios rústicos.
Dichos terrenos, cuyos propietarios eran tanto personas naturales como
jurídicas, pasaron en un primer momento a ser de dominio estatal, y luego
fueron distribuidos entre campesinos y pequeños agricultores organizados en
cooperativas y sociedades agrícolas. Las personas expropiadas obtuvieron el
derecho a ser indemnizadas según una tasación realizada por el Estado, y sobre
En
los años siguientes, alrededor de 11 millones de hectáreas fueron adjudicados a
cooperativas y comunidades campesinas. Dos tipos de cooperativas fueron
formados: las cooperativas agrarias de producción (CAP) y las sociedades agrícolas
de interés social (SAIS). Las CAP fueron formadas en las haciendas agrícolas de
la costa como propiedad colectiva de los trabajadores agrícolas. Las SAIS
fueron organizadas en las haciendas ganaderas de los Andes como combinación de
cooperativa de trabajo asalariado y comunidades campesinas tradicionales.
El distrito de Morropón, no
era ajeno a este suceso, pues existían las Haciendas Morropón y Franco de
propiedad de la Inmobiliaria Moscalá S.A. Un grupo de agricultores pidió la
expropiación de estas tierras, pero por esta acción, fueron denunciados algunos
de los solicitantes, sin embargo el R. P. Eduardo Chapman se solidarizó con
ellos, tal como lo detalla la siguiente nota, publicada en un diario de
circulación regional de aquellos años (entre 1968 o 1969)
CURITA
TOMA PARTIDO POR LOS MORROPANOS AUNQUE LO ENJUICIEN
“Quiero también ser enjuiciado, porque defiendo una causa social
justa”, dijo desde el púlpito el pasado domingo, el párroco de Morropón, R. P.
Eduardo Chapman de la Orden de San Agustín.
El religioso, en esa misma
oportunidad, y ante una congregación de católicos de todos los niveles sociales
de Morropón, dio lectura a una carta en la que, en forma clara, serena y
valiente, defendía la posición adoptada por las autoridades del lugar con
relación al pedido en actual estudio y discusión en las Cámaras del Congreso
Nacional, en el que solicita que las haciendas Morropón y Franco, de propiedad
de la Inmobiliaria Agrícola Moscalá .S.A. Sean íntegramente parceladas en
aplicación de la Ley de la Reforma Agraria.
El pronunciamiento tan
valiente y noble, causó revuelo en el distrito.
El comentario popular fue en
el sentido de que “su pastor no rehuía responsabilidades y `refría correr la
misma suerte que su grey”
“Quisimos aplaudirlo, pero
por respeto al templo no lo hicimos”, dijeron muchos.
EXPROPIACIÓN
La demanda de expropiación
de las haciendas Morropón y Franco data de mucho tiempo atrás.
En la actualidad está en
discusión en las Cámaras Legislativas.
El representante de la
Negociación Agrícola, según dijo el propio párroco indicó desde el púlpito de
la iglesia “ha enjuiciado ante los tribunales a varios de los firmantes de un
documento que suscribieron el pasado 9 de febrero” en el documento pedían la
“Expropiación y Parcelación total de Morropón y Franco”.
Ocho de los firmantes del
documento han sido enjuiciados, excluyéndose a otros, entre los que está el
párroco. Casi todos son autoridades. Se sabe que han sido ya cursadas las
citaciones de comparendo ante el Juzgado de Instrucción, por el delito de
difamación y exigiendo reparación civil.
REACCION
En Morropón, los moradores
han hecho causa común que su párroco. Se sabe que se han iniciado un movimiento
general para respaldarlo, y que se disponen a luchar con ahínco y sin desmayo,
hasta conseguir tierras de cultivo para quienes las necesitan y puedan atenderlas.
El Concejo de Morropón, en
sesión extraordinaria del sábado 26 de abril de 1969, declaró al Padre Eduardo
Chapman, “BENEFACTOR Y DEFENSOR DEL PUEBLO MORROPANO.
JOSE LUIS CARLIN RUIZ, 2019.
- junio 12, 2019
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Hablar de Tondero, es hablar de
Morropón, para nosotros ambos términos, son sinónimos, el tondero es como
nuestra alma, corre en la sangre desde nuestra procreación y si no se ha nacido
en esta tierra, pero vives buen tiempo acá, el tondero penetra tu piel hasta
sentirlo tan tuyo como un hijo más de Morropón.
El tondero, nació en Morropón,
aquí en estas tierras, aquí se alzaron y agitaron elegantemente los pañuelos,
el varón se sacó el sombrero ante la belleza de una dama, varón y mujer
zapatearon descalzos al suelo, aquí se forjó una joya llamada tondero.
Fue durante los años 1705 a 1708,
durante la época del hacendado, la convivencia de españoles, de indios, de
negros esclavos y la presencia de gente de nuestra serranía, dieron lugar a una
nueva cultura en esta zona del país. Los indios reducidos, los negros
esclavizados, no tuvieron más opción que la de aprender a vivir en sus nuevas
condiciones, y en este escenario de días de campo, de noches bajo la luna,
entre historias y recuerdos, los antes libres, dieron rienda suelta a sus
ritmos, a su arte, a sus sentimientos, reunidos en sus horas de descanso, a
escondidas del patrón tal vez, armaban su propia fiesta; entre anécdotas, entre
cumananas, entre versos, penas y alegrías, y haciendo uso de una lapa como único
instrumento con su clásico pom pom o tum tum nacía el tondero aquí en Morropón,
un baile de pareja, único en el cual el varón corteja constantemente a la mujer
y en cuyos pasos se veía la galantería del varón intentando conquistar a la
mujer y ella mostraba su coquetería, su garbo, sin dejarse "atrapar".
Años después el tondero era
bailado al son del arpa pero con la misma picardía y salero de sus primeros
días.
El escritor Carlos Espinoza León,
natural de Chulucanas, escribió un cuento, en 1985 llamado “Los Tutunderos”, negros traídos por un hacendado
hacia 1865, y a través del cual, le atribuye el origen del Tondero a las Lomas.
Espinoza León, al parecer, basa
su cuento en la afirmación de Manuel Acosta Ojeda, quien en su libro “Aportes
para un mapa cultural de la música popular del Perú” opina, respecto al nombre
TONDERO, que éste puede venir del Tu tun dé, sonido reproducido por el golpear
rítmico sobre toneles vacíos. Los mismos que habían sido construidos por orden
del gamonal ecuatoriano para cuando el rio Chipillico traía poca agua, poder
almacenarla y que cuando estos estaban vacíos los “tutunderos” los golpeaban rítmicamente.
En este caso, solo se está haciendo referencia a la onomatopeya del sonido tu tun dé,
tu tun dé.
Por tanto no puede atribuirse el
origen de nuestro baile a un distrito como las Lomas, sólo por lo que imagina
un relato.
Otro elemento importante para
descartar fehacientemente la teoría de que el tondero nació en las Lomas, es la
propia historia de este distrito cuyo territorio actual pertenecía a la
hacienda Suipirá. “En 1827 el dueño de esta hacienda era el español Vicente
María Fernández de Otero. Además este español era propietario de las haciendas
de Chipillico, Curban y Pelingará. En la hacienda Suipirá, Fernández de Otero
utilizaba el trabajo de los campesinos y de los negros esclavos. Años más
tarde, en 1867 el ecuatoriano José Ángel Palacio, dueño de esta hacienda, trajo
de Loja (Ecuador) varios esclavos con sus familias, de procedencia jamaiquina,
quienes construyeron sus vivienda en las faldas de las lomas, ubicadas en la
margen izquierda del río Chipillico, popularizándose así el nombre de “Negros
lomeños” o los que viven en “las lomas”. En la margen derecha de este río en
las terrenos de la hacienda Yuscay de propiedad de Francisco Burneo, vivían
campesinos procedentes de Chulucanas y Morropón”. (Si tenemos en cuenta las
fechas, es más probable y seguro que los morropanos llevaran el tondero a esos lugares)
El profesor Carlos Arrizabalaga
de la UDEP, en un artículo publicado en el 2012, nos recuerda que "López
Albújar cuenta al tondero entre los
ritmos que supone que se bailaban en la época
en que transcurre su novela “Matalaché”, ambientada en 1816, pues José
Manuel, en medio del desafío, “la emprendió con la música de la tierra, con los
tonderos morropanos, de fugas excitantes”.
También nos dice, y este dato es
clave, que la señora Pina Zúñiga de Riofrío, en su libro “Música y danza
folklóricas de Piura” escrito en 1984, asegura que el tondero habría sido
creado hacia el año 1708 en las haciendas de Morropón, a partir de los ritmos de
los “mangaches”. Sin embargo no habrían sido con los mangaches llegados desde
Madagascar, que nació el tondero, sino mucho tiempo atrás, ya que en la zona de
Morropón trabajaban ararás, congos, angolas y caravelíes, tal como se muestra
en el contrato de alquiler que hizo el capitán don Juan de Sojo al capitán Juan
de Palacios, en 1705, del trapiche de Morropón “con sus tierras, pastos y
abrevaderos”
El tondero nació entonces hace
más de tres siglos, teniendo en cuenta estos datos, puedo concluir que el tondero
nació 152 años antes de la creación del distrito de Morropón, y desde su
nacimiento hasta nuestros días han pasado más de 300 años, tan antiguo, propio
y morropano nuestro tondero.
En el poema “Los Pitingos”, López
Albújar dice: “a un tiempo punto / pónenle un tondero / de esos que son; / solo
Guaragua y meneo…". Con esto nos damos cuenta que cuando dice: “a un
tiempo punto…” se está refiriendo que al andar los pitingos que cruzaban el Río
corral del medio se detenían en nuestro pueblo, en algún chicherio o en la
plaza y era aquí donde se contagiaban de la alegría y se bailaban un tondero.
Con el pasar del tiempo, ya
siendo Morropón distrito, estoy hablando de 1857, hombres y mujeres que
regresaban de la faena agrícola, quedábanse en el “Socavón”, entre el aroma de
una refrescante chicha y con el “pom pom pom” de un cajón y el bordoneo de una
guitarra, bailábanse un tondero… (Es posible que el cajón y la guitarra hayan
tenido presencia desde 1850)
Recién en 1955, 98 años después
de que Morropón fue declarado como distrito la Señora Zelmy Rey, Profesora de
Danzas Folklóricas y trujillana de nacimiento, “llega a Piura directamente a la
Ciudad de Morropón”, en un inicio consideró que el Tondero era una Marinera
Norteña “mal bailada”; tiempo después de recoger información y de observar los
pasos, lanza sus primeras teorías entre ellas “definió coreográficamente al
tondero como un baile de pareja y contrapunto, erótico sin reglas de
interpretación…”.
Años más tarde el tondero
“llevado” de Morropón, era parte de la gama de bailes o danzas de las
academias, naciendo recién, estilos coreografiados como el Tondero de Piura, el
Tondero de Catacaos; etc.
En el libro "Historia del Tondero de Campos Albarrán, nos dice que por ejemplo la Academia Zelmy Rey "ha procurado mostrar al público un "Tondero Piurano", es decir un "tondero promedio" de este departamento. Para ello han recopilado pasos y figuras de Morropón, Catacaos y otras localidades".
En el libro "Historia del Tondero de Campos Albarrán, nos dice que por ejemplo la Academia Zelmy Rey "ha procurado mostrar al público un "Tondero Piurano", es decir un "tondero promedio" de este departamento. Para ello han recopilado pasos y figuras de Morropón, Catacaos y otras localidades".
Morropón es la Cuna del Tondero,
ya tenemos muy claro que el tondero nació en Morropón, hace más de tres siglos,
y nos preguntamos cómo llegó a expandirse por todo el norte, en una publicación
denominada "Historia del Tondero" de Campos Albarrán nos dice que el
tondero nace en nuestras tierras e “inicia su influencia por el lado de la
sierra Santo Domingo, Chalaco, llega a Buenos Aires, atraviesa fronteras de la
región para llegar a Morrope, Olmos, Monsefú y Zaña y por último hacia el norte
termina su influencia en la comunidad de Lucuto.
Posteriormente lo hace en la zona
del Bajo Piura comprendiendo Catacaos, Sechura, La Arena, la Unión, Comunidad
de Yapato, Narihualác y el mismo Piura. Luego también en la zona del
medio Piura”.
Recientemente en el año 2016, el
Gobierno Regional de Piura a través de la Ordenanza Regional N°
374-2016/GRP-CR, en su CONSIDERANDO, reconoce al año 1708, como fecha de
creación del Tondero en las haciendas de Morropón.
El tondero nació en la vieja
hacienda morropana, por tanto e indiscutiblemente su cuna es y será por
siempre, Morropón.
JOSE LUIS CARLIN RUIZ,
2019
- enero 03, 2019
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EL MUNICIPIO DE MORROPÓN Y SUS
LUCHAS POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA POLÍTICA
En 13 de agosto de 1867 el
presidente de la Comisión de Demarcación Territorial del Congreso del Perú
remite una respuesta escrita a la solicitud presentada por el Síndico del
pueblo de Morropón. Entre los elementos que destacan en este informe se
encuentran los siguientes: Por Decreto Dictatorial de 18 de agosto de 1866 se
elevó a los pueblos de Morropón, Yapatera, Tambogrande, Suyo y Salitral de
«reducción» a la categoría de «pueblo». Se trata de un reconocimiento político administrativo
que hace el Estado de un tipo particular de agrupación humana organizado en un
microterritorio administrado por un grupo poblacional al interior de una
hacienda, asignándole la instancia de autogobierno y la obligación de elegir a
sus autoridades y mantener la subordinación a la autoridad y mandato del
prefecto provincial. El informe precisa que estos agrupamientos humanos son pueblos
que tienen las condiciones para «gozar de los derechos políticos señalados por
las leyes… que (tienen) una municipalidad, gobernador, jueces de paz, un cura
propio, un considerable número de casas y una población de cerca de cinco mil
habitantes».
En el documento se precisa que «la Dictadura
practicó un acto de verdadera justicia emancipando, por decirlo así, a esos
habitantes del pupilaje en que se encontraban respecto del propietario del
fundo» (Macera, 2000: 30-31).
Estamos frente a una reforma política
en la que el Estado expropia a la hacienda una parte de sus tierras con la
promesa de una indemnización previa tasación en los territorios del Alto Piura.
Esta ley precisa la elevación del rango administrativo de caserío a pueblo para
asegurar los derechos constitucionales favorables a un conjunto de familias de
colonos campesinos y propietarios rurales aglutinados desde finales del siglo
XVIII en un microespacio territorial centralizando sus viviendas y negocios
agrícolas alrededor de una capilla erigida por orden del obispo Martínez de
Compañón. En este proceso de estatización de un sector de la hacienda de
Morropón, interviene y realiza las mediciones un ingeniero designado por el
Estado y se registra la presencia y actuación del prefecto de Piura, don Ramón
Díaz.
El 12 de noviembre de 1866, se realiza el acto
festivo de entrega y posesión del terreno a la agencia municipal y a las
autoridades locales. Luego prosigue el trámite administrativo y judicial. Aquí
el Síndico Procurador de Morropón solicita mediante un escrito la tasación del
terreno y la actuación de un perito. Esta vez el hacendado se resiste, no
designó el suyo y por el contrario se negó a colaborar con lo ordenado por el
presidente Manuel I. Prado. Pero esto no impidió que en la tesorería
departamental las gestiones del pueblo de Morropón avancen; se realiza la
tasación y se deposita su valor.
Frente a estas iniciativas
apoyadas por los funcionarios de gobierno, el hacendado se resiste organizando
un pequeño batallón de hombres armados para la destrucción y quema de casas y a
empeñarse en desalojar a los colonos de sus chacras. Estas acciones buscan que
la población de colonos campesinos y propietarios rurales abandonen el sitio de
Moscalá y se asienten en otro lugar distinto. La resistencia campesina es
violenta. Al interior del pueblo se han reforzado los lazos sociales y la
identidad grupal alrededor de un templo católico. Las autoridades municipales
movilizan a sus vecinos para reconquistar un espacio agrario que les permita
reproducir sus bases materiales y acumular pequeñas fortunas ya que Morropón es
un sitio clave para articular los negocios de las casas comerciales nacionales
y extranjeras asentadas en la ciudad de Piura y articuladas a los pueblos
yungas y serranos de Frías, Santo Domingo y Chalaco (López, 2007: 42-71). En
efecto, aquí interviene don Federico Manrique, diputado por Piura, quien el 12
de julio de 1867 exigirá a las autoridades nacionales para que el Congreso efectivice
la ley de 18 de agosto de 1866 y se cumpla lo ordenado por la Suprema Resolución
del Congreso de Huancayo de 1839; se trata de dos recursos jurídicos favorables
al pueblo de Morropón. Medio año atrás, don Ramón Díaz, en su calidad de
prefecto de Piura, informa por un escrito de 12 de noviembre de 1866 que él
había cumplido con lo ordenado por la ley de 18 de agosto de 1866. Esta vez
precisa que el terreno asignado al pueblo mide 763.7 metros de latitud por longitud
y que sus límites fronterizos llegaban a la casa de Victoriana Giménez, con una
acequia, una loma y casas de Enrique Castro, Juan Manuel Carnero y el cerro de
Sondorillo.
Esta lucha por la tierra enfrenta
dos concepciones ideológicas sobre el proceso de construcción de la República.
En la región de Piura, don Manuel Mariano Ramírez, síndico del pueblo de San
Ignacio de Morropón solicita que el Estado los proteja y cancele la
indemnización al dueño de la hacienda. De otro lado, el propietario de la
hacienda, don Pedro Arrese, pugna por conservar la integridad de sus tierras
apoyado por abogados y una fuerza armada rural. En su desesperación por quebrar
la voluntad incólume de los habitantes del pueblo de Morropón practica una
simulada generosidad, ya que ofrece a cambio de las tierras de Moscalá otro
sitio llamado «Valdivia», un espacio calificado de pantanoso y epidémico para la
vida de las gentes del campo. La denuncia de Manuel M. Ramírez es radical y precisa
que los pueblos de Morropón, Chulucanas y Salitral «han gozado desde muy atrás
de los derechos políticos señalados por las leyes (tienen) su municipalidad,
gobernador, jueces de paz, cura… que (ejercen) sus funciones de autoridades allí
constituidas… No puede dejar de ser independiente un pueblo cuyas autoridades
necesitan libertad para funcionar y no proceder bajo la tutela del duro
coloniaje, sujetándose a los caprichos o conveniencia de un feudalismo
injustificable» (Macera, 2000: 33).
Frente a esta posición Arrese
renueva sus recursos legales y trata de imponer el miedo usando la violencia y
la fuerza física contra los vecinos que apuestan por el «pueblo»; llega incluso
a denunciar a los habitantes del pueblo de haberse amotinado contra el
hacendado y su arrendatario don Toribio Seminario acusándolos de «ladrones y
criminales». Este último personaje había sido autorizado para organizar y
movilizar a un grupo armado con gente del campo y de la ciudad de Piura.
La resistencia de los vecinos y
de las autoridades se acrecienta y crecen las denuncias contra los Arrese. Este
será acusado de asesinato por los familiares de Tomás Moreno quien murió
atacado a machetazos por Catalino González, mayordomo de la hacienda de
Morropón, el 20 de agosto de 1867. Otro mayordomo llamado Telémaco Pérez será
acusado de amedrentar y obligar a abandonar el pueblo a don Juan Manuel
Carnero, juez de Paz del distrito de Morropón. Este a su vez denunció que había
sido despojado de su «inverna» (valorizado en 8 mil pesos) y de su casa (más o
menos 2,000 pesos). No debemos confundir el distrito con el pueblo y la
hacienda de Morropón.
Estamos pues frente a un poblado
rural que concentra y centraliza a cientos de campesinos colonos y propietarios
rurales en un microespacio urbano, que ahora se ocupan de la explotación de sus
pequeñas y medianas propiedades y terrenos del distrito y poblado rural de
Morropón, antiguamente llamado Moscalá (también Moscalaque). Es un núcleo
urbano que asocia a trabajadores colonos, yanaconas y pequeños y medianos
propietarios rurales y comerciantes. No se trata solo de campesinos asalariados
y arrendatarios de la gran propiedad de Morropón, Buenos Aires, Franco y
Pabur.10 El ámbito territorial del distrito comprende la hacienda de Morropón,
Payba y Franco. Al interior de cada una de estas propiedades se asientan, en
lugares dispersos, las familias de colonos y asalariados rurales. El distrito
tiene una población total de 4,024 habitantes. La hacienda concentra una población
aproximada de 2,600 habitantes. Los trabajadores y sus familias están «diseminados
dentro de un espacio de 12 leguas. Dichos colonos están bien separados unos de
otros, haciendo seis ranchos, donde tienen las chacras o su ganado» (Macera,
2000: 37).
En opinión del hacendado Arrese,
estos «jamás llegarán a formar un caserío de 100 personas porque no es posible
que, por reunirse, abandonen el cuidado de sus intereses». Solo existen siete u
ocho grupos de chacras en las haciendas y distantes entre sí de una a cuatro
leguas. Al interior de esta geografía residen los colonos. Y para Pedro Arrese
«el más considerable caserío es el de Buenos Aires que dispone de un buen
temperamento y buenas tierras. Es el mejor de Morropón», ya que tiene agua y es
un espacio agroganadero que se ubica a orillas del río Piura.
Don Pedro Arrese y Toribio
Seminario insistirán en su proyecto de que este centro poblado de Morropón se
reasiente finalmente al interior del distrito de Buenos Aires y no en
Moscalá.12 Pero esta posición no será apoyada por el prefecto don Ramón Díaz
quien se empeña en legalizar y legitimar a Morropón para afirmarse en el sitio
de Moscalá, un microespacio territorial cercado por varios cerros pero con agua
suministrada por una acequia variable.
Arrese desesperado acudirá
entonces a otros expedientes registrados en la Corte Superior de La Libertad;
esta vez se trata de un juicio seguido contra el prefecto de Piura y de una
sentencia que le reconocía haber sido despojado de una parte de sus haciendas y
en la que vivían y se asentaban numerosos trabajadores colonos de la sierra y
yunga costeña. Luego optará por quejarse al Congreso y a la Comisión de
Demarcación Territorial. No quería aceptar que una Resolución Suprema del 2 de
enero de 1857 refrendado por don Ramón Castilla había creado el distrito de
Morropón y quebrado el poder feudal sobre estos territorios «bisagra» con los
pueblos de Frías, Santo Domingo y Chalaco. Los principios y valores políticos y
morales proclamados en 1821 empezaban a introducirse radicalmente al interior de
estos territorios en las que sobrevivían una diversidad de poblados andinos y
yungas derrotados temporalmente por el poder oligárquico regional asentado en
la ciudad de San Miguel de Piura.
Extraído de República, pueblos y municipios
en Piura, siglo XIX
César Espinoza Claudio
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
- enero 03, 2019
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Morropón es un pueblo que empieza
a figurar en la vida pública de Piura gracias a la actividad misionera
religiosa de Martínez Compañón en 1783. En efecto, este obispo recorrió los valles de La Chira y el
Piura en 1784 y realizó una segunda «reducción» de los habitantes dispersos en
desiertos y médanos, en haciendas y estancias, en su propósito de profundizar
la evangelización cristiana y garantizar un nuevo orden social rural y
regional. Administrativamente organiza un nuevo esquema de organización
religiosa y busca centralizar a la población alrededor de las capillas, una serie
de edificios que serán levantados por los campesinos colonos al interior de las
grandes propiedades previa coordinación y donación de pedazos de tierras
(ofrecimientos orales y sin documentos escritos) en los dos valles encionados.
En efecto, estas nuevas agrupaciones de habitantes bautizados y cristianos
figuran como una novedad en el mapa de Piura del último tercio del siglo XVIII;
aquí están registradas las poblaciones de La Punta y Querecotillo, Tambogrande,
Yapatera, Chulucanas y Morropón. Se trata de un conjunto de pueblos rurales
comunicados por caminos y tambos, en su mayoría compuestos por familias
multiétnicas asentadas al interior de las haciendas y otro sector poblacional
migrante temporal proveniente de los espacios yungas (Colán, Sechura y
Catacaos) y serranos (Chalaco y Frías) para garantizar los ciclos agroganaderos
anuales (Huertas, 1996). Esta temporal división territorial organizado por
Martínez Compañón se consolidará con la visita y la venta de tierras realengas
realizados por los funcionarios del gobierno de Abascal en 1812, el proceso de
elecciones para la designación de los diputados nacionales y de las autoridades
municipales, y también por la participación política y militar de los
habitantes de estos pueblos contra el ejército y los hacendados españoles entre
1810 y 1825.
Durante el proceso histórico de
construcción de la República los colonos y habitantes de estos pueblos rurales
alcanzan una nueva victoria política con la RS del 2 de enero de 1857 por la
que Ramón Castilla sanciona la creación del distrito de Morropón y la instalación
de su gobierno municipal y articulación al gobierno de Piura y a la nación del
Perú.
A comienzos de 1867, Morropón es
un pueblo que tiene más de 150 casas, ocupa un espacio geográfico saludable y
está ubicado en un punto de «confluencias de varios caminos de tráfico». El
lugar de Valdivia, propuesto por el hacendado Pedro Arrese para su traslado, es
un sitio que en invierno se convierte en un pantano miasmático. En un informe
de Ramón Díaz, prefecto de Piura, se precisa que este pueblo está luchando para
gozar de sus legítimos derechos, y que en sus fronteras territoriales se
encuentra asentado una población de colonos y arrendatarios que busca la
prosperidad mercantil como así lo han logrado los pueblos de Sullana y
Querecotillo desde 1839.
Extraído de República, pueblos y municipios
en Piura, siglo XIX
César Espinoza Claudio
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
- enero 29, 2018
- MORROPON
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JOSE LUIS CARLIN RUIZ, 2018
Estaba leyendo, creo por décima vez, el material que me prestó el Profesor
Mañuco Alvarado, tal vez con la intención de que no se me olvide nunca ningún
detalle, y es que estoy asumiendo el
compromiso de trasmitir a las generaciones que vengan después, todo sobre la
rica historia cultural de nuestro Morropón. Entre los archivos, hay una
publicación de 1998, escrita por Juan Alvarado Chuyes, en ella hace una hermosa
memoria al libro “Historia Geografía y Folclore” del “padre de la historia
morropana, Pedro Alvarado Molero y me llamó mucho la atención de como el autor
de esa publicación no solo habla de los
hombres y mujeres de Morropón, sino también del potencial que tiene nuestra
tierra como
para que “hace rato” ya se hubiera convertido en el distrito líder
en la provincia, una descripción que ahora, después de 30 años puede resultar
una utopía, pues con tantos años el “paisaje” no ha cambiado mucho. No estoy
hablando solo de un paisaje físico, sino más bien de un paisaje completo donde
se haya pintado el desarrollo humano, cultural, económico, social, turístico, calidad
en los servicios; etc, un paisaje donde se hayan pintado nuestros sueños, un desarrollo sostenible en el tiempo, que le
dé a Morropón la calidad de vida que ya debería tener.
Voy a transcribir textualmente algunos
párrafos de la publicación y ayúdeme estimad@ lector (a) a concluir, si
seguimos siendo, me incluyo, hombres o
mujeres más bravos que la misma tierra que
nos esforzamos por construir un nuevo paisaje:
“Ahí está, en ese retrato auténtico,
luminoso y profundamente humano, el Morropón de siempre. Ubicado,
geográficamente, en una zona propicia para crear el espíritu, con aire de marineras, tonderos
y cumananas. En olor a tradición. Saturándose de historia y regalando, para
propios y extraños, la rica urdimbre vernácula de su folclore, con su dejo
altamente cantarino.
Ciertamente, para decirlo con palabras
de Pedrito, “este espacio geográfico triangular, ubérrimo y bucólico, cordón
umbilical de gentes tiernas, amorosas y hospitalarias, pacíficas y bravías,
protocolarias y jacarandosas, pícaras y
talentosas, se baña la vida, en las aguas frescas y cantarinas del folclore que
mana a flor de pecho en estas gentes morenas”…
… Son, también, los esforzados
constructores de un nuevo paisaje. Hombres y mujeres de la tierra brava que,
cuando llega el caso, son más bravos que esa misma tierra. Hombres de tez curtida
por un sol piuranísimo y agraciadas, hermosas mujeres que…¡Para que les
cuento!.
Y son, en fin gentes que, en los
distintos campos donde la vida es lucha,
no han regateado jamás su concurso para
ponerse al servicio de la Patria y la Cultura. Don Felipe Cossío del Pomar,
pintor de fama mundial, es un ejemplo. Y aún don Enrique López Albújar,
morropano por adopción, es otro ejemplo.
En ese mismo sentido, si mucho me
apuran, yo puedo colocar, en la vía de los ejemplos, el nombre de Pedro Miguel
Alvarado Merino, corriéndome el riesgo de que
el hombre me rectifique. Que así es de humilde el paisano…
Hago aquí un alto a la trascripción
para invitarle a la reflexión y
preguntarle: Si usted fuera un estudiante y le dejaran como tarea que mencione
a cinco personajes actuales que reúnan esos requisitos ¿a quién listaría y porque? Si hubiera más de cinco ¡genial! Si
acaso usted que está haciendo la tarea piensa que cabe perfectamente en este
perfil, no dude en anotarse, no es válida la modestia. Y si piensa que no hay ninguno, simplemente deje las
líneas en blanco, no va a salir desaprobado por dejar vacías las líneas,
siempre y cuando anote su justificación.
El texto continúa diciendo: “Por si
acaso, sépase bien que ni Pedrito ni yo aceptamos la aseveración según la cual
el negro es color “humilde”. No, no. Nuestra humildad, en cualquier caso, nos llega por otros caminos. Como lo que es. Como una
virtud religiosa. Como un sentimiento venerable. Nada más. Pero también nada
menos…
… Pero lo que si está bien mencionado
en la obra en mención es la vieja aspiración morropana a tener su propia
provincia. Aspiración a la que, en razón de justicia, no renuncian ni a palos.
Y que por lo que sabemos, solo será una realidad, viva y concreta, cuando sea
creada la Provincia de Morropón, con su capital Morropón. Casi nada. Pero es
todo.
Vivo aún don Enrique López Albújar
sumó su adhesión a dicha cusa. Aunque, así mismos, el viejo patriarca, en
versos inolvidables dedicados a Morropón, -¡Gran Morropón!-, formuló a todo el
pueblo este concejo: “Pon menos alma en el placer y más ensueño en la cabeza //
deja si quieres tu grandeza// puñal y copa arpa y mujer”… ¡Sin comentarios!
Y bien. En el ameno desfile de
estampas, historias y narraciones, que el profesor Alvarado recoge en su libro,
vibra nítidamente el alma de todo un pueblo. De
un pueblo de gentes nobles, hospitalarias, caballerosas, emprendedoras…
Termino el texto imaginando un paisaje
donde todos tenemos las mismas oportunidades, un Morropón hermano, donde el pueblo
no mira a sus autoridades con recelo, sino más bien camina con ellas, porque
sabe que lo representa y busca el bienestar para tod@s. Un Morropón donde todas
sus instituciones se caracterizan por su integridad y no hay espacio para la
corrupción. Un pueblo que lee y escribe su historia. Un paisaje donde la gente
aun baila un tondero porque su sangre lo reclama y donde la voz del alma se hace cumanana.
Imagino un paisaje que deberíamos
haber pintado hace tiempo, si fuéramos
aún gente más brava que la propia tierra, si nos hubiéramos seguido
esforzando, si los sueños no se hubieran esfumado, si fuésemos buenos
ciudadanos, más humanos, más morropanos.
Si ya no hay gente así, entonces SE
BUSCA…
Basado en el artículo “Netamente de
Morropón” de Juan Alvarado Chuyes, publicado el jueves 5 de mayo de 1988 en el
Diario El Tiempo de Piura.
- enero 29, 2018
- MORROPON
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Con esta pequeña publicación quiero
compartir lo que escribiera Victor G.
Mendoza el año 1994, sobre el festival de tondero realizado ese año, en donde
destaca la importancia de que éste se realice a
ritmo de cajón y guitarra y donde además hace recordar con nostalgia al
Grupo “Así canta Morropón”.
EL FESTIVAL DE MORROPÓN
Víctor G. Mendoza
Diario el Tiempo 27 de noviembre de
1994
Por algo Dios designó a Morropón como cuna del tondero y de ese
privilegio divino gozamos, plenamente,
los que tuvimos la suerte de asistir
al Primer Festival de Tondero y Cumanana.
Las noches del 17 y 18 de noviembre,
serán inolvidables porque Morropón recuperó la originalidad y propiedad del
tondero, tanto en su baile, como en el toque de las guitarras, cajón y de la
forma de su canto.
Las parejas bailaron magistralmente el
tondero, lo hicieron con un derroche de
gracia, salero, arrogancia, cimbreo de cintura y contorneo de caderas. Para los
que integramos el jurado nos fue muy difícil
calificarlas y lo más hermoso fue la participación de los niños de las
categorías de infantes e infantiles.
Grata sorpresa fue escuchar los
tonderos, Frutos de gran sabor y La Pediche, pertenecientes al famoso
cumananero Ramón Domínguez. “El Padre Tondero”
fue considerado Monseñor Pablo Alvarado
Arrate, quien es un buen compositor de tonderos, tiene dieciséis composiciones
y la escuchamos n esas maravillosas noches se titula “Ay, Tondero de mi tierra”.
Lo más interesante de este festival lo
constituyó el conjunto musical Así canta Morropón, formidable elenco integrado por tres damas y cuatro
jóvenes y su director. Nunca había escuchado
cantar tan bonito los tonderos que interpretaron. Ellos, recién hace
tres meses, se han unido y formado ese maravilloso grupo.
Pienso que el esfuerzo de
instituciones y personas amantes de nuestro folclore, que se propusieron rescatar
nuestro tondero, es decir el verdadero tondero, tanto en su toque, canto, baile
y coreografía, están satisfechos con los resultados del primer festival. ¡Salud
por el tondero!
- noviembre 06, 2017
- MORROPON
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POR JOSE LUIS CARLIN RUIZ
Tondero, hermosa joya nacida hace
más de tres siglos en estas tierras de labriegos sol y espigas, tondero que se
bailó a golpe de lapa, de arpa, y ahora con guitarra y cajón, tondero que nace
del alma, humano, amor hecho baile, tondero que nace en la hacienda, en
aquellas noches desde el momento cuando asomaba
la luna por el Maray, coronando luego el cerro de la iguana, hasta iluminar el Pilán, dando la bienvenida
al astro rey.
Joya, reliquia, tesoro, que vive
bajo la custodia de los morropanos, quienes tenemos la responsabilidad de
preservarlo, de mantenerlo vivo, de impedir que sea transformado en una prenda
de poco valor.
Tondero se ha bailado en Morropón
siempre, en la hacienda, en el socavón, en la plaza, en la fiesta en la
jarana,, un largo recorrido que lo llevó a los escenarios y pistas de baile en
concursos y festivales, justo aquí, es donde mostró su lado vulnerable, aquel
tondero puro y hermoso que habla de amor, se vio influenciado por la academia,
muchos no lo quieren reconocer, pero basta revisar archivos de videos para
darse cuenta que en un punto del tiempo inició un peligroso camino que lo puede
llevar a la extinción, por suerte y en honor a quienes lo bailaron allá por
1705 o 1708 y a aquellos primeros campeones de los ’70, todavía hay muchos
bailarines que con respeto y si temor a “no estar a la moda” bailan “tondero”,
los demás parecen estar obnubilados por el deseo de obtener un título en algún
concurso de Piura, Lima, Trujillo o cualquier parte del país.
En marzo de este año se conformó
el Comité de Promoción y Difusión del tondero, integrado por bailarines (todos
ellos campeones), y personas dedicadas a la difusión, investigación y promoción
cultural, en todos ellos existe la preocupación de preservar nuestro baile,
partiendo de la pregunta ¿Estamos bailando tondero?.
Ésta preocupación, no es nueva, ni
tampoco son nuevas las observaciones que está haciendo el comité en cuanto a
los innecesarios cambios hechos al baile; pero, la preocupación crece cuando
sabemos que los bailarines noveles, creen que debe bailarse así, y es que, se
está enseñando a bailar, sin antes hacer
conocer el origen y verdadero significado del baile por lo que muchos pasos y
figuras no encajan en ese significado.
En una conversación en la casa de
la cultura allá por el 2003, le escuche decir a
Pedro Alvarado mientras hacía gestos con sus manos: “salgan a bailar y
no hagan cojudeces, ahora han agarrao que hacen la balanza, que el pañuelo así,
que acá, eso no se hace, el tondero es un mensaje de amor de las parejas…”
En los años ’90, durante un
simposio, Maqui Ruiz, alcalde en ese entonces pidió “hacer esfuerzos conjuntos
para impedir que esta práctica espontánea sea influenciada por elementos
externos que la puedan distorsionar”
Alicia Maguiña en 1992, durante
una entrevista manifestó que en el tondero cada uno tiene su propia
personalidad y es lo que debe conservarse, pero, “conservando las
características básicas y los pasos del baile”. Además muy enérgica aseveró “Se
está perdiendo lo genuino de tondero por culpa de las academias… En los
concursos, las parejas quieren llamar la atención haciendo cosas extrañas.
Ostentan una coquetería exagerada. También he visto que las parejas bailan
encorvadas, como paralelo al suelo. En Morropón la mujer baila erguida. Tampoco
hay que dar saltos acrobáticos, ni hacer payasadas, porque el tondero es digno.
En 1991, Esteba Puig escribió “En
Morropón si se sabe bailar tondero. No estos sucedáneos que llaman tondero y que a veces, por la TV o
en otras localidades donde se confunde con una marinera pasada por agua o se intenta
dar gato por liebre al pensar que el tondero esta en realizar nerviosos
taconeos como queriendo imitar el picoteo del gallo con el espolón o los
revoleteos y aspavientos del celoso “gunso” de nuestros campos persiguiendo a
la asustadiza pava montubia… tampoco remedar el correteo trotón de chalan
norteño, ni rodillazos de toreo cordobés o sacudidas en el piso con el pañuelo
como si se le quiera sacar virutas, por último ¡que horror! Meter estas
lancetadas con el pañuelo por el cuello, la cintura o brazos de la pareja; la
anomalía de colocar el sombrero encima de la mujer por un rato o terminar con
un abrazo impetuoso al final…”
Puig agrega: “ella, hierática,
elegante, digna, consiente de su feminidad, toma la falda y con la otra mano el
pañuelo con el que delicadamente llama la atención realizando acompasados
gestos de deferencia y cortesía… ruborosa, sonríe, no esas bobaliconas sonrisas
de cara a cara, forzadas, con melindres mañosos o meneos de cabeza haciendo
carantoñas y zalamerías… ella sonríe espontáneamente, naturalmente.
Juan Alvarado Chuyes manifestó
“nada de brincos locos ni de alardes calisténicos, ni faldas que se agitan con
exceso para el lucimiento, ni sofisticadas formalidades académicas…”
Recientemente durante la
celebración del día del tondero en Morropón, la Profesora Nelly Parra durante
su discurso expresó “El TONDERO debe ser preservado más dicha preservación no
se debe circunscribir a la vestimenta ni
a los colores de la misma… lo que busco establecer aquí es la NECESIDAD
impostergable que hay para que se establezcan los criterios sobre los cuales se
debe sustentar dicha preservación. Muchas veces, en aras de ofrecer un buen
espectáculo se hacen presentaciones que despiertan a las tribunas por lo
forzado que se ven dichas figuras hechas al son de la música y entonces surge
la pregunta ¿Eso es tondero? Creo que no, eso es producto del entusiasmo no
solo de las academias que quieren resaltar su trabajo y también de quienes
bailan pues están guiados por el ánimo de ganar una presea”.
La preocupación ya no es solo de
cultores y difusores, ésta ha llegado al plano legal, y existe ahora la ORDENANZA
REGIONAL N° 374-2016/GRP-CR emitida por el Gobierno Regional de Piura, en la
cual, en sus DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES, dice textualmente:
Primera.- DISPONER que, a efectos de velar por la pureza, elegancia y
espontaneidad de esta expresión tradicional propia de nuestra región, de ningún
modo el Tondero deberá estar sujeto a reglas coreográficas ni parámetros
técnicos que distorsionen su originalidad como ha ocurrido con otras
expresiones folclóricas. Todo pacto en contrario será nulo de pleno derecho.
Los cultores, compositores, investigadores, organizaciones culturales y
académicas que lo promuevan, deberán velar por el estricto cumplimiento de esta
disposición de orden público.
Por tanto, hay suficiente
sustento y argumentos para justificar nuestra preocupación, y es nuestra
obligación iniciar de una vez por todas, un trabajo en aras de rescatar,
promover y preservar el tondero, y este trabajo debe ser compartido con los
bailarines, con los que enseñan a bailar, con los organizadores de concursos, y
todos aquellos que dedican su tiempo a la promoción de la cultura de nuestra
tierra; de lo contrario, solo nos quedará en el recuerdo que una vez en
Morropón, nació un baile llamado tondero y que el orgullo, el egoísmo, la
necedad y la ambición personal lo extinguieron.
- noviembre 03, 2017
- MORROPON
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En lo que
corresponde a la mujer de nuestra región, concretamente a nuestras mujeres con
el ancestro Tallán, aún con los profundos rasgos del mestizaje, su presencia
histórica destaca como influyente ente social, que muchas veces condujo el
destino del grupo administrando políticamente y determinando el grado de
desarrollo de la cultura en nuestras etnias.
Los estudiosos
de nuestro pasado, los ceramios y vestigios recopilados nos dicen del papel
preponderante que supo desempeñar la mujer dentro de esa gran Nación Tallán,
considerada como la antigua etnia de nuestra evolución histórica social.
Desde los
intentos de una confederación Tallán con los cacicazgos de Paredones,
Garbanzal, Frías, Piura, la Tallán, Pavur, Moscalá, la de Guayacotes con
Ayabaca y Huancabamba que tenían como eje Paita con Amotapes, Colanes,
Pelingarás y Piuras, los reinos confederados de Tumbes y Mayavilca, a la vez
con los grupos de La Chira, Tangarará, Tacacaos, Chusís y Poechos, se llegó a
formar una gran Nación Tallán hacia el siglo VI d.c. manteniendo autonomía de
gobierno, costumbres y lenguas que sobrevivieron al dominio posterior de los
Incas con Huayna Capac, hacia 1510 y de los españoles por 1532.
LA DIOSA SHI
En 1953 la
doctora Rebeca Carrión Cachet discípula y sucesora del Dr. Julio C. Tello,
narra el mito generalizado en la costa norte del país, donde SHI es una diosa
ornitoforme humanizada: mujer con cabeza de pájaro representando a la Luna. En
los ceramios de el Alto Piura se tiene esta representación coronada con una
media luna decorada, tiene la cara de un pájaro, cuerpo de mujer embarazada
cuyo vientre voluminoso tiene la forma de un ampuloso zapallo. Ello significa
la deidad de la fertilidad humana y a la vez de la producción agrícola, ambas
se complementan en la diosa como “La Hembra tutelar gestora de su etnia que
supo sustentar con el cultivo de la tierra”.
Este mito se
ajusta a una realidad ancestral en la zona: la presencia de la mujer como eje y
dinámica generatriz de nuestra raza. En efecto, costumbre de las tallanes fue
labrar la tierra como lo hace actualmente la campesina al lado del compañero, o
por orfandad o por abandono como por solidaridad en el hogar para sustentar al
fruto de sus entrañas.
El cronista
Pedro Cieza de León en su “Crónica del Perú”, señala:…”Todos estos indios son
dados a la labor, porque son grandes
labradores, aunque algunas provincias son diferentes de las otras naciones,
como diré cuando pasaré por ellos, porque las mujeres son las que labran los campos
y benefician las tierras y mieses y los hombres hilan y texen, y se ocupan en
hacer ropa y se dan a otros oficios femeniles….”
Carácter
enérgico, belleza y sindéresis, hicieron de las mujeres tallanes las caciques
de renombre…
La moral
cristiana y las propias costumbres impuestas modificaron y/o cambiaron tantas
peculiaridades pero la presencia histórica de la mujer SHI, pasando por
nuestras antecesoras las cacicas capullanas con ese ancestro de generación sustento social, liberal, bello e inteligente
arrastra el atavío del mestizaje, se siente y se vive, precisamente cuando
nuestra mujer en la región toma el reto de la integración por el trabajo, la
unidad comunal y la paz, bases firmes de la supervivencia de su especie.
PEDRO MIGUEL
ALVARADO MERINO,
Publicado en el Suplemento CULTURAL, marzo 15 de 1991.
En la foto la Diosa Shi representada para una estampa en julio del 2016, por la IE ALm. mIguel Grau.
- octubre 31, 2017
- MORROPON
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Estoy aquí, gracias a una invitación de la Municipalidad
Distrital de Morropón, que manifiesta, con este evento, la preocupación que
existe en torno al TONDERO como una expresión folclórica de este bello pueblo
que nos acoge.
Soy maestra por formación y convicción, así que asumiré mi
aporte como una lección y, en las lecciones, el maestro siempre debe transmitir
la verdad sustentada en el estudio y en la revisión de los documentos que la
sustenten.
Se habla siempre que el tondero se origina en Morropón, que
el tondero es único y que por tanto no debiéramos referirnos a él como tondero
de tal sitio o de tal parte. Creo firmemente que la expresión de los ánimos,
ansiedades y proyecciones de un pueblo, que en este caso es el TONDERO no debe
ser exclusiva ni excluyente. Ninguna expresión popular, más allá de la vida
misma, es pura. Siempre hay elementos directos e indirectos que forman parte de
dicha expresión. Tondero es el resultado de una serie de manifestaciones que en
el tiempo con los sonidos y las expresiones verbales conformaron esa expresión
tan bella y cadenciosa que hoy nos preocupa. Todo lo que el ser humano expresa
tiene la influencia en primer lugar de la persona que lo expresa y esa persona
ha recibido en su formación familiar una serie de aspectos que en su vida misma
y en el reflejo de una idea o expresión y de un baile también se pondrán de
manifiesto. La naturaleza misma, la composición orográfica, el paisaje, el
comportamiento del clima, todo lo que constituye parte de la vida se refleja en
una expresión artística, en una construcción poética, en una expresión de
baile. Y aquí estamos, ocupados en este aspecto de la vida, es decir, en el aspecto
que nos señala la presencia de un baile al cual queremos preservar, más, ¿Cuál
es el tondero que debemos preservar? O en todo caso y mirándolo de otro ángulo,
¿Cuál es el tondero que hemos heredado? Podemos escudriñar en la tradición para
tratar de encontrar el origen más, todos sabemos que las apreciaciones son solo
eso y que siempre están cargadas de los convencimientos y aspiraciones de las personas que quieren muchas veces
dejar sentada su propia posición.
No soy erudita en la materia más considero que hoy, lo que
pretendo es ofrecer una clase respecto de este tema y como maestra lo que puedo
decirles es que encuentro una serie de
inconsistencias respecto al TONDERO pues esta manifestación difiere de un lado
a otro. No quiero criticar el esfuerzo de quienes organizan concursos para que
los participantes se expresen. Tampoco es mi intención, herir siquiera, las buenas
intenciones de los grupos y academias que han tomado este baile como bandera de
sus presentaciones. Quiero si llamar la atención a las autoridades para que
tomen el tema como me parece que debe ser asumido.
El TONDERO debe ser
preservado más dicha preservación no se debe circunscribir a la vestimenta ni a los colores de la misma.
Las gentes de Lambayeque no se visten igual a las gentes de Morropón ni tampoco
las de Sechura se visten igual a las de Catacaos u otras comarcas aun cuando
éstas disten unos pocos kilómetros unas de otras. La esencia del TONDERO radica
en su estructura musical, en lo cadencioso que es cuando miramos absortos a la
pareja que está enamorada del baile y que lo quiere expresar así. En todo caso,
lo que busco establecer aquí es la NECESIDAD impostergable que hay para que se
establezcan los criterios sobre los cuales se debe sustentar dicha
preservación. Muchas veces, en aras de ofrecer un buen espectáculo se hacen
presentaciones que despiertan a las tribunas por lo forzado que se ven dichas
figuras hechas al son de la música y entonces surge la pregunta ¿Eso es
tondero? Creo que no, eso es producto del entusiasmo no solo de las academias
que quieren resaltar su trabajo y también de quienes bailan pues están guiados
por el ánimo de ganar una presea. Sin embargo aquí no se trata de una presea
cualquiera. La presea debe ser el baile cuya esencia debemos preservar, cómo?
Establecido criterios inamovibles en las bases de los concursos y que las bases
sean aprobadas por las autoridades competentes.
Ustedes tienen que preservar el tondero como lo viven.
Morropón 29 de octubre, Día del Tondero, del 2017.
PROF. NELLY VICTORIA PARRA DE ALBÁN
JEFA DE LA OFICINA DE EDUCACIÓN Y CULTURA
MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE PIURA.
- octubre 24, 2017
- MORROPON
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Y AHORA ¿COMO BAILAMOS?
JOSE
LUIS CARLIN RUIZ
A propósito de
la cercanía del XXVI Festival Nacional de Tondero y Cumanana que organiza la
APAFA de la IE Santa Rita, es momento de hacer un alto y mirar hacia atrás y
preguntarnos ¿Qué hemos o que le hemos estado haciendo a nuestro tondero?.
Desde 1987 en el distrito de Morropón se inició este evento con carácter
distrital, hoy a más de tres siglos de haber nacido este hermoso baile en las
haciendas morropanas, muchos de los bailarines participantes se hacen la
pregunta y ahora ¿Cómo bailamos? Y es que desde que incursionaron en los escenarios
de Piura, Lima; etc.; su natural baile
se vio “obligado” a sufrir una innecesaria metamorfosis todo para “ser
aceptados” en estos concursos que se promocionan bajo el título de “concursos
nacionales de tondero”.
Cuando converso con muchos difusores de esta preciada joya, ellos
manifiestan ser “discriminados” en concursos que se realizan en Lima, Piura,
Trujillo; etc. Ellos manifiestan: “la pareja tal, quería ganar como sea y por
eso bailó como los de la academia”, “ tenemos que bailar así con coreografías y
figuras, sino nos descalifican”, “El año pasado (2016), en el Club Grau de
Piura nos sacaron a todos los de Morropón, hasta a la Sra. Julia Bello, los de
las academias habían reclamado que como era posible que nos acepten, cuando
ellos se la pasaban todo el año pagando y ensayando, que no era justo que los
morropanos se alisten de un día para otro y pretendan ganar”. A los jurados no
les gusta nuestra vestimenta, dicen que es muy sencilla…” Expresiones como
estas, manifestadas por los propios bailarines, me dejan desconcertado, ¿Cómo
es posible que se intente imponer pasos, figuras y coreografías que no son
propias del tondero? ¿Cómo es posible que permitamos, aceptemos y nos
dobleguemos a los intereses particulares de las academias? Vinieron a Morropón,
llevaron nuestro baile a los escenarios, lo modifican y ¿Quieren que los
morropanos bailen como ellos quieren?
Lamentablemente
muchos de nuestros bailarines “han caído” en el juego, y ya desde hace muchos
años, que vemos en la pista de baile a morropanos, que tratan y/o intentan imitar
un baile de academia, perdiendo su naturalidad, su salero, su picardía, autoimponiéndose
una forma de bailar que no es la suya, le han agregado, pasos y figuras que no
tienen absolutamente nada que ver con el significado del tondero: ejecutan el
baile llevando en la mano accesorios, bailan de forma independiente, están más
preocupados en llamar la atención del público o de algún jurado, dejando de lado
a su pareja, se olvidan de que el tondero es un permanente cortejo del varón a
la mujer y en consecuencia el verdadero tondero, corre el riesgo de quedarse en
el recuerdo.
El Gobierno
Regional Piura, emitió la ORDENANZA REGIONAL N° 374-2016/GRP-CREl en la que en
una de sus disposiciones finales dice textualmente: “DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES: Primera.- DISPONER que, a
efectos de velar por la pureza, elegancia y espontaneidad de esta expresión
tradicional propia de nuestra región, de ningún modo el Tondero deberá estar
sujeto a reglas coreográficas ni parámetros técnicos que distorsionen su
originalidad como ha ocurrido con otras expresiones folclóricas. Todo pacto en
contrario será nulo de pleno derecho. Los cultores, compositores,
investigadores, organizaciones culturales y académicas que lo promuevan,
deberán velar por el estricto cumplimiento de esta disposición de orden público”.
Esta ordenanza,
con carácter de ley, está hablando de un tondero puro, elegante y espontáneo,
es decir esta hablando del tondero que nació en la hacienda de Morropón, del
que se bailaba en el chicherío, en la plaza, en la jarana, del tondero que bailó
Pedro Farfán con Carmen Almestar (referencia de los años 70, 80 y del 90),
del tondero que baila la “Morena de Oro”, Julia Bello (referencia de nuestra década), del tondero que hemos visto
bailar a un Percy Vega niño, de ese tondero estamos hablando, de ese tondero
que le dio la gloria a Morropón, que le dio el título de cuna y capital del
tondero, de este hermoso baile al que defiende no una sola persona o un grupo de
personas sino que ahora también tiene el respaldo de una ley de alcance regional. No estoy diciendo que deben bailar "igual o exactamente" a Don Pedro Farfán, a Percy Vega o como la Sra Julia Bello, deben bailar, como les nace, pero como dijo Pedro Alvarado "sal a bailar y no hagas cojudeces".
Me pregunto cuál
es verdadero propósito de realizar concursos como el del Club Grau, ¿La
promoción del tondero como baile o promocionar academias de bailes y danzas
folclóricas?
Si el propósito
fuera lo primero deberían “decirle” a su jurado que es un concurso de Tondero y
por lo tanto deberán calificar baile de Tondero y su vestimenta, de ser lo
segundo no deberían llamarle “concurso de Tondero” sino más bien “Concurso de Tondero
Piurano” o lo que es igual “Concurso de tondero de academia”, así de simple.
Tal vez entonces, ya no tendrían en sus pistas a los morropanos, porque, acá no
se baila “tondero piurano”, ni “tondero de academia”, acá se baila “tondero”.
Ha llegado el
momento de “pone en valor” esta joya llamada tondero, joya de hace más de tres
siglos, nuestros naturales bailarines donde vayan, deben lucir con orgullo su
traje, deben bailar “tondero”, en su absoluta esencia y significado.
El Festival que
organiza la APAFA de la IEP Santa Rita es nuestra principal plataforma para
iniciar esta reivindicación, el jurado debería conocer y saber de “tondero”,
apreciarlo y valorarlo. Las bases deben ser claras: si se quiere y por la
costumbre debe indicar “se calificará tondero morropano”, sobre esto último,
existe el equivocado concepto de que “si dice así, no vendrán parejas de otros
sitios”, mentira, quien no quisiera ganarse una banda en la propia cuna del
tondero, quien no quisiera lucir una banda ganada en el propio Morropón, yo les
digo estimados bailarines si ustedes, obligados por unas reglas de concurso,
fueron capaces de “mutar” su natural forma de bailar el tondero, porque los que
vienen de fuera no podrían adaptarse a nuestro medio?.
Asumo el reto
de continuar promocionando y difundiendo desde mis posibilidades el tondero, pero
no es suficiente, debemos hacerlo todos juntos, empezando por quienes tienen la
destreza de bailar y de enseñar, por quienes tenemos la habilidad de escribir y
comunicar, solo así, nuestros nombres
quedarán grabados en la historia de Morropón y el tondero, así como el Pilán,
el Cerro de la Cruz o el Maray, se levantará por encima de todos y vivirá por
siempre.
¡Que viva
Morropón!
¡Que viva el
tondero!
Morropón,
24 de octubre del 2017.
- septiembre 14, 2017
- MORROPON
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JOSE LUIS CARLIN RUIZ
Ordenando mis archivos encontré
unas fotocopias de antiguas publicaciones de un diario regional, “seguro, estas
me las dio Kiko…”, pensé. Después de Pedro Alvarado, el profe heredó la
noble tarea de preservar la historia de
Morropón y me sentí comprometido al leer
esa publicación y recordar a la vez lo que he aprendido de ellos y como
este importante legado no debe perderse jamás, me apunto en la lista para
postular a ser un digno sucesor.
Kiko Sánchez viene aportando
grandiosamente a la cultura morropana y
a su historia con algunas jóvenes publicaciones, entre ellas “Voces y
letras de Morropón”, en la cual rinde
homenaje al Gran Ramón Domínguez, sin embargo el gran cumananero siempre anheló
ver materializada su propia obra, han pasado ya muchísimos años y aún no hemos
tenido el honor y placer de tener y leer
tan magnificas e inéditas composiciones; bien llegaría a nuestras manos, ya que
a pesar de los esfuerzos hechos, nuestra herencia poética se está perdiendo, lo
poco que queda se está volviendo algo comercial y parte de un show de noviembre
en el que algunas personas se atreven a recitar cualquier barbaridad
presentándola como cumanana ante un sorprendido jurado que no tiene otra salida
que elegir un ganador; a continuación
una remembranza al sueño quebrantado de
Don Ramón de ver publicadas sus cumananas en un libro que el mismo llamó “Mis
Noches Sin luna”, a través de un articulo publicado en el Diario El Tiempo en
1983:
Piura, domingo 10 de julio de
1983.
VENTANA ABIERTA
RAMON DOMINGUEZ SAAVEDRA
“EL ULTIMO CUMANANERO”
POR MANUEL ANTONIO ROSAS C.
La cumanana, de clarísima
resonancia africana en su nombre, es un género literario que pertenece al
acervo folclórico de la costa del Perú. Poesía improvisada al momento, permite
que el autor de rienda suelta a su imaginación e ingenio para ir hilvanando con
humor y picardía frases de marcado acento popular. Nicomedes Santa Cruz el gran
decimista peruano y estudioso del folclore negro de nuestra patria ha recogido
y dado a conocer este género poético; añadiéndole aquel sabor tan original que
el imprime a sus interpretaciones. No se sabe con seguridad de donde vino o
donde nació la Cumanana. Los folcloristas todavía no se ponen de acuerdo como
ocurre también; con el tondero. Pero con toda seguridad el lugar donde se ha
hecho, tradicionalmente; cumananas es Morropón. De allí que este íntimamente
vinculado este pueblo piurano a tan criollo y hermoso género poético, como el
solar en donde se ha conservado en toda su pureza esta expresión popular.
Ramón Domínguez Saavedra es un
moreno, curtido por el ardiente sol; que vive en Morropón y quien con toda
seriedad es el último de los auténticos cumamaneros que tenemos en el Perú.
Casi ciego y pobre discurre sus años postreros entre la apacible calma
morropana recordando días pasados entre peleas y jaranas. Su abundante
producción de cumananas corre peligro de perderse si es que no consigue ayuda
financiera para publicarla en un volumen que el quiere titular “Mis Noches sin
Luna”. De fresca memoria recuerda con encanto
todo lo que ha salido de su ingenio desde aquellas cumananas que escribiera
hace muchos años en su juventud; hasta las más recientes composiciones que le
fluyen de sus labios cuando se propone deleitar
a un ocasional oyente que le
visita.
Ramón Domínguez Saavedra es
autodidacta y aprendió el oficio de cumananero en su infancia escuchando a
otros campesinos morropanos dialogar en verso en alguna fiesta popular. Nueve
años tenía cuando compuso su primer verso. Desde entonces jamás ha parado de
jugar con las palabras para abrir ventanas a su alma por donde salgan poemas de
corte sencillo pero de hermosas cadencias. Su permanencia vital en el campo de
tantos años le ha dado destreza para rimar con el nombre de los elementos del
paisaje morropano; con los oficios y las costumbres de las gentes; con el habla
socarrona y pícara de los negros que por varios siglos han vivido en ese valle
caliente de Piura.
Una de las características
principales de la Cumanana es que se improvisa como coplas y con el aire de desafío.
Nicomedes Santa Cruz la consigna con este significado: “coplas cantadas en
desafío, con acompañamiento de guitarra a la
manera tradicional de Piura”. Tiene pues este género de poesía popular
la particularidad de invitar a la respuesta que debe ser en la misma forma y
con el mismo estilo. En las fiestas de Morropón y de todos los caseríos de la
zona las competencias entre cumananeros
fueron siempre una demostración clara y bella del alma campesina; con
todo su ingenio y agudeza.
El mismo nombre de Cumanana
revela de primera intención su ancestro africano. Los negros que fueron traídos
en la época de la Colonia a la zona de
Morropón para ser empleados en las labores agrícolas trajeron su folklore
vernáculo que fue conservado con bastante pureza; pero; que al fin; se mezcló
con otros elementos del lugar y evolucionó hacia un mestizaje parecido al que
se dio en Lima y en Chincha.
Ramón Domínguez Saavedra es un
verdadero cumananero morropano y por eso pensamos debe ayudársele
económicamente para que pueda él editar su obra y de esta manera salvar para la
cultura peruana este aporte singular que tiene mucha importancia. Por sus
padecimientos visuales ha tenido que dictar sus composiciones a otras personas
para que se las copien. Un esfuerzo que no se puede quedar en el aire. “Mis
noches sin Luna”, tiene que llegar a todos los peruanos para hacer justicia no
solo al autor sino a la brava tierra de Morropón que debe ser reconocida en
todo el Perú como la cuna de un mestizaje y de un folklore que son parte de la
cultura peruana.
En esta búsqueda de identidad
para la cultura piurana dentro del contexto de la cultura del Perú que
constituye un desafío para los estudiosos y sociólogos que quieran rescatar
para nuestro departamento aquellos aportes originales con lo que Piura ha
contribuido, hay que dar especial importancia al elemento negro que también
participó en el mestizaje que a lo largo de cuatro siglos y medio, desde el
episodio fundacional de San Miguel en
Tangarará se fue decantando en estas ubérrimas tierras del norte.
Hemos visto como el Centro de
Promoción y Capacitación (CIPCA) ha
publicado hace pocos varios volúmenes de gran contenido e importancia en
relación con los aportes indígenas de esta zona. Un trabajo que ha dado a conocer
la valía y la trascendencia de la cultura nativa que lamentablemente había permanecido
ignorado para muchos. De esta misma manera habría que acercarse a aquellos
poblados, metidos en los campos; donde subsisten expresiones y giros de origen
negro como son la cumanana y el tondero; además de voces y giros de estirpe
africana.
Las coplas de Don Ramón
Domínguez, romancero y campesino dichas al viento con libertad; debemos
permitir que queden para siempre retenidas en el papel impreso; frescas y
alegres para que todos los piuranos disfrutemos siempre con ellas.
Piura; julio de 1983.
Sin duda alguna una gran reto
para quienes amamos la cultura e historia morropana, ojalá, usted amigo lector
ya esté interesado en dar su aporte y ser parte de esta gran aventura de volver
a la vida a través de la magia de la
lectura a este gran morropano Don Ramón Domínguez, si las instituciones u
organismos que se supone deben actuar y apoyar acciones como estas no lo hacen,
la tarea está en nuestras manos. Ojalá pronto, y con la venia de los familiares, podamos en las bibliotecas morropanas y de nuestro país,
leer el prólogo firmado por Kiko Sánchez de un
libro titulado “Mis Noches Sin luna”….
Morropón 18 de marzo del 2013
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