- septiembre 14, 2017
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Edgardo Carrasco Rojas
Piura. Hace poco estuve en el
cerro Pilán, y como hace muchísimos años las creencias y temores de los
lugareños por el misterioso cerro siguen vivas a pesar de que se viven tiempos
modernos. Es muy fácil sacar conclusiones el porque de los temores cuando
alguien o un lugareño de los caseríos de Franco, Solumbre, Piura La Vieja,
Talanquera y El Chorro, se les habla de la bondades y peligros de Pilán,
inmediatamente lo vinculan a una serie de hechos misteriosos que ocurren de
cuando en vez en su interior.
Más de un lugareño sobre todo los
de Franco y Solumbre sostienen que por la atardecer y las noches se oye aullar
a un perro o también escuchan a una orquesta en plena ejecución. Los sonidos de
la orquesta y el aullido del perro salen desde el interior del cerro, según
narra Hilario Escobar Céspedes, natural del caserío de Franco que el perro,
quedó encantado por los años 60 del siglo pasado, y era propiedad de Serapio
Montalbán Romero, quien muy a menudo y desde temprana edad visitaba el cerro
hasta la adultez acompañado de su padre Teófilo Montalban; sobre estos dos
personajes cabe precisar que están vinculados al hallazgo de más de una docena
de ladrillos de oro en las profundidades del cerro Pilán allá por los años
1940, entonces Serapio era un niño y según el relato de familiares cercanos
éste acompañaba a su padre Teófilo a pastar las cabras en los frondosos bosques
del cerro cuando de repente encuentran en una hoyada varios ladrillos de oro.
Según testimonios fidedignos dan cuenta que los dos hombres luego de terminar
la faena del pastoreo a eso de las cinco de la tarde cuando quisieron regresar
al caserío de Franco, no podían encontrar el camino de retorno a pesar de que
hacían los esfuerzos necesarios para hallar una salida, pero volvían al mismo
punto en donde habían encontrado los ladrillos de oro. La noche se acercaba
entonces Teófilo pensó de que el problema era los ladrillos que las llevaba en
la alforja determinando por botarlas, luego de la determinación ambos hombres
por fin encontraron el camino de salida a Franco; pero la historia se motivó de
un artículo post con todos los detalles y con datos muy puntuales.
Lo cierto del caso es que más de
una persona aún en estos tiempos sigue escuchando aullar al perro. Así como el
perro encantado existen una serie de historias que hacen del Pilán un cerro
temido, porque según los lugareños los pueden encantar, es por eso que casi
nadie se atreve a andar sólo por esos lugares, siempre se hacen acompañar de
otra persona.
Para la gente de los lugares
mencionados el cerro Pilán impone respeto a sus anchas y otros señalan que el
cerro les roba sus rebaños para saciarse con la sangre, desde luego los
animales quedan encantados y de vez en cuando se les oye balar. Pero así como
existe gente que le guarda enorme respeto al cerro hay otros que minimizan los
hechos misteriosos que ocurren cada cierto tiempo.
Por ejemplo para Luis Mariano
Peña Sancarranco que también ha tomado interés en descifrar los misterios del
Pilán, sostiene que son psicosociales o cortinas de humo y puro invento los que
se dice del cerro. "Yo conozco muy bien el cerro y desde niño lo he
visitado innumerables veces y nunca he escuchado o visto algo raro o fuera de
lo común", sostiene Peña.
Otro lugareño por razones obvias
no se quiso identificarse sostuvo, "más bien el cerro ha sido utilizado
por personas de lo ajeno para cometer sus fechorías. Ahí por ejemplo se han
encontrado en años anteriores varios cadáveres, probablemente los mataron en
otro lugar y lo por estratégico de la zona los botan ahí".
Lo que sí está confirmado y así
lo señala el escritor Carlos Espinoza León, que el cerro Pilán fue refugio
insospechable de bandas dedicadas al bandolerismo entre ellas la banda del
mítico bandolero Froilán Alama. El cerro era preferido porque en su interior
existen cuevas o túneles que sirvieron para el escondite ideal y para desviar
la atención de los gendarmes en entonces.
Enrique López Albújar, en su
ensayo "Los caballeros del delito, hace mención de presencia de las
bondoleras hermanas Palma en las estribaciones del misterioso cerro. Otro
bandolero que tuvo su cuartel general en el cerro Pilán allá por los años 30 del
siglo pasado fue Andrés Colato, hombre de un físico impresionante y temido por
su mirada penetrante. Los testimonios dan cuenta que siempre montaba en una
mula.
Otro detalle importante del cerro
es que en los últimos años se le vincula a la presencia de OVNIS. Sobre este
punto son muchos los estudiosos que se han ocupado de este evento y uno de
ellos es el ufólogo Antonhy Choy. Pero qué piensa la gente lugareña de estos
fenómenos. Sólo atinan a decir que durante muchas décadas atrás vienen
observando fuertes luces luminosas en la cima del cerro.
En lo que si deben creer los
lugares, las autoridades del Instituto Nacional de Recursos Naturales y las
autoridades edilicias del distrito de Morropón, es la constante deforestación
del bosque seco del cerro Pilán. La tala indiscriminada es dolorosa sobre todo
la especie de hualtaco que existe en cantidad en diferentes partes de cerro y
las estribaciones los algarrobales casí ya no existen. Pero ¿ quiénes son los
que realizan diariamente la ilícita labor indiscriminadamente?.
Hemos identificado a dos grupos:
el primer grupo son los mismos vivientes cercanos al cerro que hacen uso
irracional de la madera y leña del cerro; unos se afianzan de leña para
comercializarla y otros para el consumo doméstico. El otro grupo son leñadores
de Morropón, quienes todos los días se les vé ir con sus burros y carretas.
Estos hacen lo que se les da la gana depredando lo poco que queda del cerro y
nadie dice nada.
El Regional de Piura: 08 de junio
del 2009
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