- junio 24, 2019
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Muchos morropanos recordamos
con cariño al Padre Eduardo Chapman Lavalle, como fundador del Colegio Santa
Rita, y también como una buena persona que entregó su vida al servicio de los más
necesitados, pero también es recordado con nostalgia por los hombres de esta
tierra de sol, de labriegos y de espigas. El Padre Eduardo llegó a Morropón en
octubre de 1964, cuando tenía 47 años de edad, cinco años antes de la Reforma
Agraria, para entonces ya conocía y era amigo de muchos agricultores y por
tanto conocía sus necesidades tanto como entendía la pobreza en la que muchas
familias vivían, por eso no dudó nunca en luchar junto a ellos por la
expropiación de las Haciendas Morropón y Franco. Comparto con ustedes esta publicación, que da
cuenta del valor y coraje que demostró el Padre Eduardo para convertirse en
benefactor y defensor de nuestro Morropón, antes recordemos un poco la
historia:
A
partir del año 1969, durante la dictadura de Juan Velasco Alvarado, el gobierno
peruano implementó una serie de medidas con el objetivo de transformar el
panorama social del país, a través de un cambio en el sistema de distribución
de la riqueza, particularmente del régimen económico y el de propiedad de la
tierra. Una de tales medidas fue la promulgación del Decreto Ley No. 17716 (Ley
de Reforma Agraria) con fecha 24 de
junio de 1969, el cual tenía el objetivo de transformar la estructura de
titularidad de tierras del país y sustituir los regímenes de latifundio y
minifundio por un sistema de redistribución equitativa de la propiedad rural. La
reforma agraria se llevó a cabo a través de expropiaciones de predios rústicos.
Dichos terrenos, cuyos propietarios eran tanto personas naturales como
jurídicas, pasaron en un primer momento a ser de dominio estatal, y luego
fueron distribuidos entre campesinos y pequeños agricultores organizados en
cooperativas y sociedades agrícolas. Las personas expropiadas obtuvieron el
derecho a ser indemnizadas según una tasación realizada por el Estado, y sobre
En
los años siguientes, alrededor de 11 millones de hectáreas fueron adjudicados a
cooperativas y comunidades campesinas. Dos tipos de cooperativas fueron
formados: las cooperativas agrarias de producción (CAP) y las sociedades agrícolas
de interés social (SAIS). Las CAP fueron formadas en las haciendas agrícolas de
la costa como propiedad colectiva de los trabajadores agrícolas. Las SAIS
fueron organizadas en las haciendas ganaderas de los Andes como combinación de
cooperativa de trabajo asalariado y comunidades campesinas tradicionales.
El distrito de Morropón, no
era ajeno a este suceso, pues existían las Haciendas Morropón y Franco de
propiedad de la Inmobiliaria Moscalá S.A. Un grupo de agricultores pidió la
expropiación de estas tierras, pero por esta acción, fueron denunciados algunos
de los solicitantes, sin embargo el R. P. Eduardo Chapman se solidarizó con
ellos, tal como lo detalla la siguiente nota, publicada en un diario de
circulación regional de aquellos años (entre 1968 o 1969)
CURITA
TOMA PARTIDO POR LOS MORROPANOS AUNQUE LO ENJUICIEN
“Quiero también ser enjuiciado, porque defiendo una causa social
justa”, dijo desde el púlpito el pasado domingo, el párroco de Morropón, R. P.
Eduardo Chapman de la Orden de San Agustín.
El religioso, en esa misma
oportunidad, y ante una congregación de católicos de todos los niveles sociales
de Morropón, dio lectura a una carta en la que, en forma clara, serena y
valiente, defendía la posición adoptada por las autoridades del lugar con
relación al pedido en actual estudio y discusión en las Cámaras del Congreso
Nacional, en el que solicita que las haciendas Morropón y Franco, de propiedad
de la Inmobiliaria Agrícola Moscalá .S.A. Sean íntegramente parceladas en
aplicación de la Ley de la Reforma Agraria.
El pronunciamiento tan
valiente y noble, causó revuelo en el distrito.
El comentario popular fue en
el sentido de que “su pastor no rehuía responsabilidades y `refría correr la
misma suerte que su grey”
“Quisimos aplaudirlo, pero
por respeto al templo no lo hicimos”, dijeron muchos.
EXPROPIACIÓN
La demanda de expropiación
de las haciendas Morropón y Franco data de mucho tiempo atrás.
En la actualidad está en
discusión en las Cámaras Legislativas.
El representante de la
Negociación Agrícola, según dijo el propio párroco indicó desde el púlpito de
la iglesia “ha enjuiciado ante los tribunales a varios de los firmantes de un
documento que suscribieron el pasado 9 de febrero” en el documento pedían la
“Expropiación y Parcelación total de Morropón y Franco”.
Ocho de los firmantes del
documento han sido enjuiciados, excluyéndose a otros, entre los que está el
párroco. Casi todos son autoridades. Se sabe que han sido ya cursadas las
citaciones de comparendo ante el Juzgado de Instrucción, por el delito de
difamación y exigiendo reparación civil.
REACCION
En Morropón, los moradores
han hecho causa común que su párroco. Se sabe que se han iniciado un movimiento
general para respaldarlo, y que se disponen a luchar con ahínco y sin desmayo,
hasta conseguir tierras de cultivo para quienes las necesitan y puedan atenderlas.
El Concejo de Morropón, en
sesión extraordinaria del sábado 26 de abril de 1969, declaró al Padre Eduardo
Chapman, “BENEFACTOR Y DEFENSOR DEL PUEBLO MORROPANO.
JOSE LUIS CARLIN RUIZ, 2019.
- junio 12, 2019
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Hablar de Tondero, es hablar de
Morropón, para nosotros ambos términos, son sinónimos, el tondero es como
nuestra alma, corre en la sangre desde nuestra procreación y si no se ha nacido
en esta tierra, pero vives buen tiempo acá, el tondero penetra tu piel hasta
sentirlo tan tuyo como un hijo más de Morropón.
El tondero, nació en Morropón,
aquí en estas tierras, aquí se alzaron y agitaron elegantemente los pañuelos,
el varón se sacó el sombrero ante la belleza de una dama, varón y mujer
zapatearon descalzos al suelo, aquí se forjó una joya llamada tondero.
Fue durante los años 1705 a 1708,
durante la época del hacendado, la convivencia de españoles, de indios, de
negros esclavos y la presencia de gente de nuestra serranía, dieron lugar a una
nueva cultura en esta zona del país. Los indios reducidos, los negros
esclavizados, no tuvieron más opción que la de aprender a vivir en sus nuevas
condiciones, y en este escenario de días de campo, de noches bajo la luna,
entre historias y recuerdos, los antes libres, dieron rienda suelta a sus
ritmos, a su arte, a sus sentimientos, reunidos en sus horas de descanso, a
escondidas del patrón tal vez, armaban su propia fiesta; entre anécdotas, entre
cumananas, entre versos, penas y alegrías, y haciendo uso de una lapa como único
instrumento con su clásico pom pom o tum tum nacía el tondero aquí en Morropón,
un baile de pareja, único en el cual el varón corteja constantemente a la mujer
y en cuyos pasos se veía la galantería del varón intentando conquistar a la
mujer y ella mostraba su coquetería, su garbo, sin dejarse "atrapar".
Años después el tondero era
bailado al son del arpa pero con la misma picardía y salero de sus primeros
días.
El escritor Carlos Espinoza León,
natural de Chulucanas, escribió un cuento, en 1985 llamado “Los Tutunderos”, negros traídos por un hacendado
hacia 1865, y a través del cual, le atribuye el origen del Tondero a las Lomas.
Espinoza León, al parecer, basa
su cuento en la afirmación de Manuel Acosta Ojeda, quien en su libro “Aportes
para un mapa cultural de la música popular del Perú” opina, respecto al nombre
TONDERO, que éste puede venir del Tu tun dé, sonido reproducido por el golpear
rítmico sobre toneles vacíos. Los mismos que habían sido construidos por orden
del gamonal ecuatoriano para cuando el rio Chipillico traía poca agua, poder
almacenarla y que cuando estos estaban vacíos los “tutunderos” los golpeaban rítmicamente.
En este caso, solo se está haciendo referencia a la onomatopeya del sonido tu tun dé,
tu tun dé.
Por tanto no puede atribuirse el
origen de nuestro baile a un distrito como las Lomas, sólo por lo que imagina
un relato.
Otro elemento importante para
descartar fehacientemente la teoría de que el tondero nació en las Lomas, es la
propia historia de este distrito cuyo territorio actual pertenecía a la
hacienda Suipirá. “En 1827 el dueño de esta hacienda era el español Vicente
María Fernández de Otero. Además este español era propietario de las haciendas
de Chipillico, Curban y Pelingará. En la hacienda Suipirá, Fernández de Otero
utilizaba el trabajo de los campesinos y de los negros esclavos. Años más
tarde, en 1867 el ecuatoriano José Ángel Palacio, dueño de esta hacienda, trajo
de Loja (Ecuador) varios esclavos con sus familias, de procedencia jamaiquina,
quienes construyeron sus vivienda en las faldas de las lomas, ubicadas en la
margen izquierda del río Chipillico, popularizándose así el nombre de “Negros
lomeños” o los que viven en “las lomas”. En la margen derecha de este río en
las terrenos de la hacienda Yuscay de propiedad de Francisco Burneo, vivían
campesinos procedentes de Chulucanas y Morropón”. (Si tenemos en cuenta las
fechas, es más probable y seguro que los morropanos llevaran el tondero a esos lugares)
El profesor Carlos Arrizabalaga
de la UDEP, en un artículo publicado en el 2012, nos recuerda que "López
Albújar cuenta al tondero entre los
ritmos que supone que se bailaban en la época
en que transcurre su novela “Matalaché”, ambientada en 1816, pues José
Manuel, en medio del desafío, “la emprendió con la música de la tierra, con los
tonderos morropanos, de fugas excitantes”.
También nos dice, y este dato es
clave, que la señora Pina Zúñiga de Riofrío, en su libro “Música y danza
folklóricas de Piura” escrito en 1984, asegura que el tondero habría sido
creado hacia el año 1708 en las haciendas de Morropón, a partir de los ritmos de
los “mangaches”. Sin embargo no habrían sido con los mangaches llegados desde
Madagascar, que nació el tondero, sino mucho tiempo atrás, ya que en la zona de
Morropón trabajaban ararás, congos, angolas y caravelíes, tal como se muestra
en el contrato de alquiler que hizo el capitán don Juan de Sojo al capitán Juan
de Palacios, en 1705, del trapiche de Morropón “con sus tierras, pastos y
abrevaderos”
El tondero nació entonces hace
más de tres siglos, teniendo en cuenta estos datos, puedo concluir que el tondero
nació 152 años antes de la creación del distrito de Morropón, y desde su
nacimiento hasta nuestros días han pasado más de 300 años, tan antiguo, propio
y morropano nuestro tondero.
En el poema “Los Pitingos”, López
Albújar dice: “a un tiempo punto / pónenle un tondero / de esos que son; / solo
Guaragua y meneo…". Con esto nos damos cuenta que cuando dice: “a un
tiempo punto…” se está refiriendo que al andar los pitingos que cruzaban el Río
corral del medio se detenían en nuestro pueblo, en algún chicherio o en la
plaza y era aquí donde se contagiaban de la alegría y se bailaban un tondero.
Con el pasar del tiempo, ya
siendo Morropón distrito, estoy hablando de 1857, hombres y mujeres que
regresaban de la faena agrícola, quedábanse en el “Socavón”, entre el aroma de
una refrescante chicha y con el “pom pom pom” de un cajón y el bordoneo de una
guitarra, bailábanse un tondero… (Es posible que el cajón y la guitarra hayan
tenido presencia desde 1850)
Recién en 1955, 98 años después
de que Morropón fue declarado como distrito la Señora Zelmy Rey, Profesora de
Danzas Folklóricas y trujillana de nacimiento, “llega a Piura directamente a la
Ciudad de Morropón”, en un inicio consideró que el Tondero era una Marinera
Norteña “mal bailada”; tiempo después de recoger información y de observar los
pasos, lanza sus primeras teorías entre ellas “definió coreográficamente al
tondero como un baile de pareja y contrapunto, erótico sin reglas de
interpretación…”.
Años más tarde el tondero
“llevado” de Morropón, era parte de la gama de bailes o danzas de las
academias, naciendo recién, estilos coreografiados como el Tondero de Piura, el
Tondero de Catacaos; etc.
En el libro "Historia del Tondero de Campos Albarrán, nos dice que por ejemplo la Academia Zelmy Rey "ha procurado mostrar al público un "Tondero Piurano", es decir un "tondero promedio" de este departamento. Para ello han recopilado pasos y figuras de Morropón, Catacaos y otras localidades".
En el libro "Historia del Tondero de Campos Albarrán, nos dice que por ejemplo la Academia Zelmy Rey "ha procurado mostrar al público un "Tondero Piurano", es decir un "tondero promedio" de este departamento. Para ello han recopilado pasos y figuras de Morropón, Catacaos y otras localidades".
Morropón es la Cuna del Tondero,
ya tenemos muy claro que el tondero nació en Morropón, hace más de tres siglos,
y nos preguntamos cómo llegó a expandirse por todo el norte, en una publicación
denominada "Historia del Tondero" de Campos Albarrán nos dice que el
tondero nace en nuestras tierras e “inicia su influencia por el lado de la
sierra Santo Domingo, Chalaco, llega a Buenos Aires, atraviesa fronteras de la
región para llegar a Morrope, Olmos, Monsefú y Zaña y por último hacia el norte
termina su influencia en la comunidad de Lucuto.
Posteriormente lo hace en la zona
del Bajo Piura comprendiendo Catacaos, Sechura, La Arena, la Unión, Comunidad
de Yapato, Narihualác y el mismo Piura. Luego también en la zona del
medio Piura”.
Recientemente en el año 2016, el
Gobierno Regional de Piura a través de la Ordenanza Regional N°
374-2016/GRP-CR, en su CONSIDERANDO, reconoce al año 1708, como fecha de
creación del Tondero en las haciendas de Morropón.
El tondero nació en la vieja
hacienda morropana, por tanto e indiscutiblemente su cuna es y será por
siempre, Morropón.
JOSE LUIS CARLIN RUIZ,
2019
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